La luna se sienta a escondidas, mirando las estrellas que parecen volar muchos más allá que ella.
«Nunca he deseado nada más que salir de esta espiral», se decía la luna mirando a Cafeo.
Sin noche ni día, ni luz ni sombras, la luna esperaba su momento para llegar más allá.
Lo que ella no sabía es que esas estrellas nacen y mueren en un mismo lugar, solo brillan con fiereza hasta que pierden vitalidad.
Reflexiones: Débora Benzal (18/08/2020)